viernes, 2 de diciembre de 2011

¿Por qué tenemos naves espaciales si no sabemos pilotarlas?

El primer día de clase me dijeron: en esa jaula tienes todo lo necesario para hacer funcionar la pizarra digital y la conversación terminó. Ignorante de mí pensé: ¡Qué bien, nuevas tecnologías en el aula! Pero nadie me habló del resto…
El resto empieza cuando descubro que mis alumnos están inmersos en un programa de digitalización en el que sus libros en formato papel han sido sustituidos por el libro digital. La mayor ventaja de este sistema, probablemente sea que con unos 50 euros disponen de los libros para todas las asignaturas y los bolsillos de sus familias lo agradecen (y más en estos tiempos que corren). Sin embargo y como era de esperar, también tiene alguna desventaja. Por ejemplo, algunas editoriales no permiten el acceso a los libros de los años anteriores y esto es un problema, ya que si alguno de los alumnos tiene alguna asignatura pendiente y debe recuperarla no tiene donde consultar (bueno si en internet, pero eso ya lo tienen ahora).
Otro problema, aunque este es personal, es que a día 01/12/11 todavía no tengo las claves para poder acceder al libro digital. Los alumnos inquietados por la presión de sus padres preguntan porque no se está usando el libro digital en clase y la respuesta es vergonzosa: porque no tengo acceso. ¡Seño, tranquila yo te lo abro! Y así, cada día uno de mis alumnos  abre su libro en la pizarra digital y seguimos la lección a través de éste.
¿Por qué hay que seguir estas directrices? Básicamente porque el último que llega a un centro es un mandado y cuando yo llegué este cambio de metodologia ya estaba decidido e implantado. Aunque los docentes tenemos cierta libertad, en algunas cosas nos tenemos que ceñir a lo se decició en reuniones anteriores. Desgraciadamente en mi caso, el libro de texto en papel y el libro digital son idénticos, es decir, la editorial ha creado una calcomanía digital que no aporta nada nuevo. Por lo tanto, ¿es esta una buena práctica de las TIC? Bajo mi criterio, ¡esta editorial está estafando! Así, para poner en práctica innovaciones soy yo (y mis pequeñas nociones) la que tengo que buscarme la vida y crear/buscar nuevas actividades interactivas.
Desgraciadamente, los alumnos son conscientes de todo este proceso. Ven como los profesores tiene problemas con la nueva plataforma digital, con los problemas que conlleva internet y su conexión en el aula, el hecho de no poder tener el libro en sus manos y poder subrayar y hacer anotaciones en él… Así, en alguna ocasión me han transmitido que la nueva situación no es de su agrado y no entienden por qué se ha sustituido una herramienta que realmente funcionaba.
Volviendo al tema del libro que tengo que seguir, y sin perder la esperanza, supongo que algún día tendré en mi poder las claves para poder abrir el libro. Pero claro, no son dos palabras próximas a mi o que yo pueda modificar, sino que son dos vocablos que constan de mil y un caracteres sin ningún tipo de significado que sumado a las trescientas claves más que tienes que memorizar para abrir el ordenador, abrir internet, iniciar una sesión en la intranet del centro… son imposibles de recordar. ¡Necesito una chuleta!
Por otro lado, disponer de la tecnología y no formar al profesorado también es un error. Si, en la actualidad desde la universidad ya se trabaja y para el profesorado existen cursos de formación en los cuales se trabaja, pero la impresión que a mí me da es que la implantación se ha llevado a cabo mucho más rápido que la formación y provecho de las nuevas tecnologías en el aula.
Con todo esto tampoco quiero decir que el libro de texto en papel fuese la gran salvación del planeta, ya que podía no trabajar los aspectos más relevantes para el profesorado o si pero olvidarse de los valores y solo centrarse en contenidos… Probablemente el mejor material sea el que uno elabora. Pero, el que uno elabora tampoco sería un buen ejemplo al 100% porque no sería objetivo. De ahí la gran importancia de los grupos de trabajo para la elaboración de materiales. ¡Un buen invento!
Crédito de la imagen
Para más inri, desde el currículum se lanzan unas directrices que se tienen que cumplir dentro del contexto educativo (objetivos, competencias básicas, contenidos, criterios de evaluación…), pero ¿dónde se contempla la práctica? Porqué la práctica también es currículum y no se refleja. Los contenidos claramente se encierran en el libro (en el formato que sea) y los valores y la estimulación del alumnado, ¿dónde se contemplan? Tantas directrices teóricas junto con una mala gestión de los recursos disponibles contribuyen a que nuestro sistema educativo no acabe de ver la luz.
¿Alguien me ayuda a pilotar la nave?

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