viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Por qué la única formación reglada que funciona son las Escuelas Oficiales de Idiomas (EOI)?

Hace tiempo escuché vocear a un compañero que no estaba dispuesto a aprobar a un alumno de segundo de bachillerato que no entendía, ni sabía leer en castellano. Es impensable que el sistema educativo actual permita terminar unos estudios cuando se desconoce un idioma, ya que los contenidos de las diferentes materias que tendrán que adquirir tampoco serán alcanzados. De hecho, pueden darse dos situaciones. En la primera, los alumnos con este problema se hartan de repetir hasta que dominan el idioma y son capaces de seguir las explicaciones y en la segunda se hace la vista gorda y se les pasa de curso llegando a los últimos años de la educación secundaria obligatoria sin saber apenas leer.
Hay algo que no funciona, ¿no? En la actualidad, la única institución educativa reglada que todavía se mantiene firme son las Escuelas Oficiales de Idiomas (EOI). En cada uno de los idiomas se evalúan cuatro destrezas, dos de ellas orales (escuchar y hablar) y dos escritas (entender un texto y escribir) y para superar el curso es necesario que la calificación de cada una de ellas superes el 6. Con esta premisa lo que consigue es garantizar que los conocimientos adquiridos por los alumnos a lo largo de los cursos permitan el dominio del idioma.
Pero, ¡SOCORRO! Los políticos se han dado cuenta que se trata de una institución que funciona y ya están recortando aulas, horarios, profesorado… Por ejemplo, en inglés las listas de espera para poder asistir a las clases son interminables y en lugar de solucionarlo, ampliando los recursos necesarios, se dedican a reducir toda esperanza. Otros idiomas no están tan saturados, ni tienen listas interminables, pero también han visto reducidos sus horarios y recursos.
No sé cuál es el motivo, pero los españoles (o gran parte) tenemos problemas los idiomas. Nuestros vecinos europeos hablan sus propios idiomas y además hablan, entienden y escriben perfectamente la lengua comunal: el inglés. El mejor ejemplo lo tenemos en nuestro máximo representante actual del gobierno que necesita de un intérprete para entender a sus análogos. O también en el fantástico programa de Pablo Motos, El hormiguero, en que las hormigas tienen un mejor nivel que su propio presentador. Las entrevistas son muy buenas, pero es intolerable que el presentador no pueda comunicarse directamente con sus invitados.
Yo me incluyo en el saco de españoles con dificultades en el inglés. Como no me rindo ante mi dolencia intento buscar soluciones alternativas. Así me apunte a un programa de ayuda a estudiantes Erasmus con la idea de hablar en inglés con ellos. Durante el verano recibí un correo de una alumna alemana que venía a nuestra universidad a terminar sus estudios y que necesitaba mi ayuda en algunos aspectos. Claro, todas estas conversaciones en inglés porque su nivel de castellano no era tan bueno como el de inglés. Llegó septiembre, se instaló y empezó las clases, pero al poco tiempo me escribió alarmada porque quería cambiarse una asignatura de las que había elegido. Ya en persona me comentó que estaba yendo a una clase cuyo contenido era en inglés y que el profesorado cometía más errores que ella. Para ella era incomprensible, pues su nivel de inglés en Alemania era normal, pero el nivel del profesorado español que enseñaba dicha lengua era muy inferior al suyo. Los medios de los cuales disponen en otros países para aprender otros idiomas están al alcance de cualquier ciudadano (películas en versión original, periódicos, clases gratuitas…), además de los estudios reglados. Con este ejemplo quiero evidenciar el gran problema que tenemos con los idiomas, incluso con el castellano, y que de momento en lugar de subsanarlo se está fomentando su deterioro a través de los recortes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario